Vivir en casa ajena: un pacho no
fácil de pegar.
o Desventajas para el arrimado:
o Por lo general no disfruta de todo la libertad
y confianza que experimentaría si viviera en su propia casa.
o Tiene que adaptarse a las condiciones que establezcan
los jefes del hogar.
o Suele sufrir ciertas discriminaciones y
menosprecios.
o No importa tanto como los miembros propios
originales del hogar.
o La situación se complica más cuando no dispone
de una llave particular para entrar a la casa; muchas veces tiene que esperar
horas muertas.
o Tiene que comer y beber lo que le den.
o Pueda que no sea de agrado el que con o sin
razón se levante tarde.
o Tiene que pedir permiso para recibir visita.
o No le es fácil invitar a alguien a comer.
o Si le gusta el concón pueda que se exima de ir
a raparlo.
o Siempre deberá esperar que le sirvan la
comida.
o Si lleva algo de alimento a la casa
probablemente los demás miembros del hogar usen del mismo sin necesariamente pedirle permiso.
o Puede experimentar sensibilidad ante ciertas
expresiones indirecta:
o “si la gente supiera lo trabajo que es ganar
dinero”
o “como está la situación no es fácil mantener
un hogar”.
o “esta casa parece un corral de animales”.
o “mamá, ya tú estás muy agotada; tú no tienes
necesidad de matarte tanto, tus hijos son hombres y mujeres, que preparen ellos
sus propias comidas”.
o Y así sucesivamente.
o Pero mucho cuidado: el anfitrión también sufre. Sacrificios que podrían experimentar los dueños de la casa mientras tienen una
o varias visitas viviendo permanentemente en su hoga:
o Se reduce su libertad de poder vestir muy
informal.
o Suelen aumentarse los gastos del hogar.
o Se reduce significativamente la intimidad y la
discreción.
o Hay un aumento de tensión y estrés entre los
miembros naturales del hogar.
o Podrían surgir otros elementos no agradables
más. En que definitiva, tener huésped por un día, varios días o permanente, representa un esfuerzo físico y emocional para los dueños del hogar, lo cual
debe ser tomado en cuenta antes de albergar o solicitar albergue.
o No obstante todo esto , si alguien le solicita
hospitalidad por un día, varios días, o permanentemente por un tiempo
significativo, sea prudente antes de decir si o no.
o Diga que deberá consultar primero con los
demás miembros del hogar y sobre todo a nuestro padre celestial. No responda a
la ligera.
o Si la prudencia le dice que puede y debe hacer
el favor, hágalo directa o indirectamente, que Dios se lo pagará, y tenga
siempre presente, que antes de hacer un bien cerciórese bien y así evitar cual quier inconveniente peligroso a su familia.
o Y si le toca vivir en casa ajena compórtese de manera tal que cuando se vaya de
ese hogar, todos lo lamenten, y ninguno se alegre, porque su estadía se
constituyó en bendición y nunca en carga despreciable.
Autor:
Ing. Silvio Peña Jorge.
Celular: 829-214-3413
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