martes, 17 de junio de 2014

INEDITA


El que se casa, casa quiere.


o  Pero no debiera oírse así.
o  Más bien sonaría mejor: el que se casa, casa tiene desde antes de casarse.
o  Por lo general los recién casados inician su vida matrimonial ubicándose en una casa alquilada o, cuando menos, en una edificación propiedad de herederos, de los cuales uno de los contrayentes forma parte.
o  Vivir en casa alquilada representa un estado de incertidumbre, pues siempre existe el temor de que en cualquier momento se la pidan, y quien sabe a dónde le tocaría vivir.
o  Además, cada pago mensual de alquiler se ve como un gasto, cuyo monto nunca retornaría.
o  También se da el triste caso que el dueño de la casa  muchas veces se olvida de que mientras una vivienda está alquilada, los dueños de la misma pierden sus derechos de uso durante todo el tiempo de inquilinato, desconocimiento que muchas veces se traduce en abusos que golpean y perjudican a los inquilinos.
o  Lo sabio es que los novios se hagan de su propia casa antes de casarse.
o  Es cuestión de sacrificarse más, esperar más.
o  En la actualidad se dan muchas facilidades para que la gente de clase media pueda adquirir un techo propio.
o  Es muy probable que con entregar el 10% del valor de una casa, una institución bancaria la facilite.
o  Y con lo que se pagaría de alquiler por una ajena, los recién casados terminen de pagar el valor total de su propia casa.
o  Y así poder establecer su residencia de manera permanente, y disfrutar de los tantos beneficios que esta condición representa.
o  Los padres y las madres debemos ver con claridad esta gran necesidad, y desde nuestra propia posición orientar y ayudar a nuestros respectivos hijos esforzarse en alcanzar tan anhelado y necesario objetivo: vivir en una casa propia, preferiblemente obtenida desde antes de casarse.

o  Y Así poder establecer un bello jardín, y un huerto casero, los cuales contribuirían al ornato, la  economía y salud en general. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario