martes, 4 de diciembre de 2012

INEDITA




La pobreza no está determinada                                     por la limitación de dinero sino por la abundancia de egoísmo.

La palabra de Dios establece que la vida del hombre no depende de lo bienes que posee.

También dice que la sabiduría vale más que el oro y la plata.

En tanto que Enrique Chair en su colección Vida Abundante titula a uno de sus diez libritos: “Como hacerse rito sin dinero”.

¿Quién en la tierra puede dar más que lo que Pedro dio al discapacitado que pedía limosnas en la puerta del templo la Hermosa?

Creemos que nadie.

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Pedro le dijo: “No tenemos oro ni plata, pero lo que tenemos  te damos: Levántate y anda”.

Más adelante el apóstol aclaró que eso no venía de él si no de Dios.

La verdadera riqueza es tener a Dios en nuestro corazón (la mente), haciendo las obras que él quiere hacer a través de nosotros.

El que está lleno del Espíritu Santo de Dios es el verdaderamente rico.

El que no tiene al Padre Celestial, no conoce a Dios, y el que lo conoce,  ama, porque Dios es amor (1ra Juan 4:8).

Y si no ama es un ser lleno de egoísmo, que solo se interesa en su propio beneficio, un ser así llega a ser abandonado por todos, cual basura despreciable.

¿Y qué más pobreza que esa?

Hay personas con mucho dinero que son egoístas.

Hay personas con poco dinero que son egoístas.

Estos dos tipos de personas son igualmente pobres, pues carecen de las bendiciones de Dios, y de las bendiciones del prójimo.

Seamos todos verdaderamente ricos, y eso solo es posible en Cristo Jesús.  
  
Autor:
Ing. Silvio Peña Jorge.
Teléfono: 809-572-5050
Correo: silviopjorge@gmail.com

Digitación:
Lic. Pedro Guzmán,
Correo: mangho35@hotmail.es/gmail.com.

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