martes, 29 de octubre de 2013

INEDITA


Estatuas vivientes.


o  Mientras esperábamos turno en una institución bancaria observábamos una escena que nos llamó mucho la atención.
o  Un señor envejeciente, no tanto por lo cronológico sino por su deterioro avanzado, dirigió sus palabras hacia una joven.
o  El trataba de aconsejarla para que evitara llegar a caer en el estado sufriente en el que él se encontraba.
o  Sin embargo, ella ni lo miraba, como si no estuvieran hablando con ella.
o  El desplante fue tan grande, que a dicho señor no le quedó otra alternativa que cambiar inmediatamente de audiencia; el parecía tener mucha necesidad de comunicar sus sentimientos.
o  Así como dicha muchacha, son muchos los seres humanos que se exhiben con un aspecto grisáceo sepulcral.
o  Sin reflejar el mas mínimo sentimiento de respeto, amor e interés por los demás.
o  Como si la sangre no circulara por sus venas y arterias; como si fueran verdaderas estatuas vivientes.
o  Semejantes seres humanos fácilmente pueden ser despreciables.
o  Bueno les seria que escucharan la voz del que todo lo puede: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10).

Autor:
Ing. Silvio Peña Jorge.
Celular: 829-214-3413, tel.809-572-5050

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